Un
juez italiano ha establecido un precedente importante para los animales y para
quienes los aman. En una sentencia novedosa, «el sentimiento por los animales
constituye un valor y un interés garantizados por la Constitución».
Una
señora, con graves patologías, tuvo que ser hospitalizada en una clínica y
solicitó que su perro la acompañara en la habitación. Según el reglamento
habitual en clínicas y hospitales, no se permite la entrada de animales.
La
solicitud de la paciente terminó en la mesa del juez Giuseppe Buffone, de
Varese, en el nordeste de Italia, que ha emitido una sentencia muy articulada,
haciendo referencia también a la Convención Europea de Estrasburgo: «La ley ha
reconocido que el hombre tiene la obligación moral de respetar todas las
criaturas vivas y, en consideración de los particulares vínculos existentes
entre el hombre y los animales de compañía, ha afirmado la importancia de tales
animales a causa de la contribución que los mismos ofrecen a la calidad de la
vida y por tanto su valor para la sociedad».
La
sentencia se considera en cierta forma revolucionaria, pues se tutela la
relación afectiva que existe entre el perro y su amo. El juez apela, por otro
lado, «a la evolución de la conciencia social y de las costumbres» para
recomendar que «el Estado y las Regiones promuevan la integración de los
programas didácticos de las escuelas y de los institutos de todo género, para
lograr una efectiva educación de los alumnos en materia de etología de los
animales y de su respeto».
De la
relación entre el perro y su amo han hablado escritores, psicólogos,
naturalistas, etc. Faltaba que lo hiciera un juez para sellar con una sentencia
esa relación afectiva, antigua e inmutable.
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