Entre 1918 y 1920, una epidemia de gripe circuló por todo el mundo, infectando a más de la cuarta parte de la población mundial y matando entre 50 y 100 millones de personas.
Si se produjera una pandemia similar en la actualidad, las vacunas podrían ayudar, pero es posible que su producción no fuese lo bastante rápida como para tener un efecto significativo. Además, los hospitales probablemente se verían desbordados, dejando a muchos pacientes al cuidado de sus familias en sus domicilios.
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