Hace unos días comenzó a surgir la historia de que la NASA sufrió hace
algunos años cuatro ataques computacionales contra satélites de su propiedad.
Los hechos ocurrieron entre el 2007 y 2008, desde una estación en suelo
noruego, contra los satélites Landsat-7 (para la toma de imágenes terrestres) y
Terra AM-1 (para el estudio del cambio climático). La agencia espacial confirmó
que ocurrieron “eventos sospechosos”, pero no aclaró si fueron orquestados y
ejecutados por China.
No hay pruebas que inculpen a la nación asiática y -según un
informe de la agencia al que tuvo acceso Bloomberg- la
organización estadounidense optó por investigar los hechos en orden de asegurar
que durante los ataques no se comprometió ni manipuló información. Además, la
NASA ya está trabajando en la implementación de un programa de protección
espacial para evitar futuros ataques a sus satélites.
El reporte explica que los hackers
lograron acceso suficiente como para tomar control del Terra AM-1, pero que por
alguna razón desconocida decidieron no ejercerlo (quizás porque manejarlo
hubiera requerido la presencia de un científico de cohetes).
“Semejante interferencia representa
numerosas amenazas potenciales, particularmente si se consiguen contra
satélites con funciones más sensibles. El acceso a sus controles podría
permitirle a un atacante dañar o destruir el satélite”, explica el documento.
El Landsat-7 sufrió interferencia de 12
o más minutos en octubre del 2007 y julio del 2008, mientras que los ataques al
Terra AM-1 fueron de dos minutos en junio del 2008 y otro de nueve minutos en
octubre del mismo año.
El documento no acusa al gobierno de
China de liderar o patrocinar los ataques, pero aclara que las violaciones concuerdan
con escritos el ejército chino para inutilizar sistemas espaciales enemigos.
China niega cualquier participación en los ataques.
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